Estaba sentada en mi cama mirando la ventana, cuando de la nada se me ocurrió hacer una entrada. De pronto, un millón de pensamientos vinieron a mi cabeza. Pero solo quise rescatar uno de ellos. Espero que le guste.
En el viaje a Puerto
Madryn, en una de las muchas excursiones que hice, con
fidu nos pusimos a mirar el mar que nos rodeaba, el pasto que se extendía en tramos de forma insistente y que luego de la nada desaparecía y la tierra que nos marcaba el camino que seguir. Apreciando la belleza de esta vista, la
tranquilidad y la paz que nos rodeaba nos permitió abrirnos a muchos pensamientos. Mientras el guía explicaba cómo el mar fue ocupando espacio sobre la tierra y, por efecto de la gravedad, formó una cavidad en la arena ( como una gran hoyo); me surgió la duda de porqué el hombre tiene que buscarle explicación a todo aquello que ve.
Estábamos apreciando un paisaje con la sutileza del viento, que con una brisa etérea y suave nos golpeaba en la cara; con la aspereza de la tierra, que se mostraba modesta y sencilla; con la rudeza que se veía en las orillas del mar del mar, donde las olas golpeaban y cubrían grandes partes de arena; y con la
tranquilidad que daba, al mismo tiempo, la parte lejana del agua, la parte que se extendía hasta no verse, la parte que parecía interminable, donde el sosiego y la serenidad, con un rastro de satisfacción por la soltura que irradiaba el mar, nos invadía. ¿Por qué es que el hombre, ante la belleza y simpleza , busca
racionalizar todo lo que se le cruza, asimilarlo con algún tipo de ciencia exacta, y no puede simplemente disfrutar de ello, disfrutar de tener la oportunidad de imaginar y divagar de cómo surgió eso? Disfrutar de la oportunidad de creer en lo increíble, de navegar por lo maravilloso y deleitarnos con los pensamientos extraordinarios que pueden surgir de ello,
dejando la respuesta al más caprichoso azar, que tal vez algún día nos dirá el porqué.
Entonces, mi lindo amigo
fidu, muy sabiamente, me dijo: Porque puede.
Y así es, el hombre busca explicar todo porque tiene la capacidad de hacerlo, porque lo que nos interesa es lo que es lo que no podemos saber, porque en caso de que lo
supiéramos, lo
ignoraríamos sin prestarle el mas mínimo interés. Porque nos intriga aquello
que desconocemos, igualmente que a veces nos genera terror o miedo, pero que de todas formas nos llama la atención.
El ser humano tiende a minimizarse, y , si en el inexistente caso de que existiese la perfección, la
alcanzáramos y
estuviésemos en ella, nadie se percataría de ello.
Estaría buscando más. Claro, que es lógico que de algunas cosas se necesite tener cierta explicación, pero admitamos que se vuelve interesante el no saber el porqué, que nos lleva a pensamientos alocados e increíbles, que nos producen cierta esperanza en lo mágico.
Tal vez poco sentido tenga esta entrada, pero me permitió reflexionar sobre la poca sabiduría del hombre, al entender
quee el ser humano siempre se encuentra en una carrera en la que sale segundo. O en un partido de ajedrez, donde siempre, faltando sólo una movida para el jaque mate, el hombre, obstinado con la misma jugada de
siempre, mueve el alfil como es de costumbre; sin percatarse de que la pieza detrás de la que utilizó, era, en realidad, la pieza ganadora.
